20-02-2011 / Estrés Compartido

Estrés Compartido


Ni tú ni yo podemos más. ¿Estás de acuerdo?

Hemos estado cargando esa pesada piedra por demasiado tiempo ya. 

Demasiado.

Empezó como un guijarro pero ahora ya solo se puede mover con grúa, pero de esas que se usan en construcción.

Y aun así, tengo mis dudas. 

Las tengo porque esa piedra es densa, es fría, es oscura, es rasposa, está llena de picos que duelen y llena de huecos donde las cosas se pierden para siempre.

Ese guijarro se volvió un objeto inamovible. 

La ciencia todavía no resuelve qué pasa cuando un objeto inamovible choca contra una fuerza imparable.

No creo que seamos nosotros los que resolvamos esa incógnita.

Lo que sí sé es que tú y yo ya no podemos seguir cargando esto.

Francamente no sé cómo le hemos hecho, pero quiero pensar que es evidencia de nuestra capacidad de resistencia.

Se supone que la íbamos a cargar por un tiempo limitado. Nuestro error fue asumir que sería un período corto y tampoco consideramos el peso y dimensión que tendría.

Tampoco contemplamos que habría aquellos que pondrían sus piedras sobre las nuestras y que eso haría más pesada todavía la carga que arrastrábamos. 

Para algunos es muy fácil dejarles a otros sus piedras y fingir que no pasa nada.

Pero la verdad es que sí pasa.

Es por todo esto que por ambos voy a decir "Hasta aquí llegamos".

Hoy erijo éste monumento a ese estrés que tú y yo hemos cargado, a eso que...

Perdón.

"Monumento" es una palabra equivocada, ¿por qué diablos querríamos tener algo honrando a semejante lastre?

No, esto no será un monumento. Será un tiradero. Será un panteón. Será el orfanato donde vamos a dejar a ese estrés y por más que grite y pataleé, por más que diga que nos quiere, por más que nos quiera hacer creer que lo necesitamos...

Ahí se va a quedar. 

Ahora eso sabrá lo que se siente vivir con una sensación perenne de abandono. Sabrá lo que es vivir con una presión invisible pero palpable, que hace sus estragos en silencio. Sabrá lo que se siente el arder de día y ahogarse de noche, pero en silencio. 

Siempre en silencio.

Y entonces verá pasar al sol y la luna todos los días y nada cambiará. El tiempo seguirá su curso y las estrellas lo verán, ahí: inmóvil, atorado, estático, empantanado.

Así cómo tú has estado. Así como yo he estado.

Si estás de acuerdo, propongo que aquí dejemos todas esas piedras que traemos acumuladas desde hace mucho tiempo y que cada año nos volvamos a reunir aquí para deshacernos de ese estrés nuevamente.

Ya no podemos seguir cargándolo, juntándolo, arrastrándolo, mimándolo, usándolo de excusa o justificándolo.

¿Te das cuenta que hemos estado tomando veneno y por alguna razón esperamos sentirnos bien al hacerlo?

Ridículo, ¿no crees?

Tampoco podemos seguir cargando sobrepeso ajeno. No sé tú, pero yo no lo voy a recibir más. Tal vez me vea muy cruel cerrando la puerta en la cara de esos que simplemente quieran tirar su desecho en mi pila pero en éste punto no podría importarme menos. 

No soy caridad y mi cordura no es propiedad pública.

Entonces dejemos ésta pesada piedra aquí, en medio de la nada, donde a nadie le va a estorbar y donde nadie la va a encontrar. 

Será nuestro secreto escondido a plena luz del día.

Dejémoslo ir entonces y no miremos atrás. Por más que llore, grite y pataleé, ignorémosla y sigamos adelante con las cosas que queremos, anhelamos, que nos urgen, que nos importan, que nos competen.

Solo dejémoslo ir.

¿Listo?

Perfecto.

Te veo aquí en un año. 

Mientras tanto, aquí yace nuestro estrés de cada año.





Comentarios

Entradas populares